jueves, 24 de abril de 2014

EXPERIMENTACIÓN ANIMAL: UN AÑO DESPUÉS


Hace un año, celebrábamos la noticia de la aprobación de dos leyes europeas destinadas a proteger a los animales de laboratorio: por un lado se prohibía en España la experimentación con primates antropomorfos (chimpancés, gorilas, oranguntanes y bonobos) y por otro, entraba en vigor en toda la Unión Europea el veto comercial total a la venta de cosméticos y productos de higiene testados en animales.

Si bien ambas iniciativas suponían un gran avance en materia de protección animal y especialmente la primera en el cuidado de los grandes primates, no representaba en la práctica una restricción real dado que no eran éstas especies con las que se estuviera experimentando en nuestro territorio. Por el contrario, sigue quedando pendiente la necesidad de legislar en favor de otras especies de primates que sí continúan siendo empleadas en España con fines de experimentación. Se estima que al menos cuatrocientos macacos se destinan a este fin cada año, provenientes de granjas de cría o capturas directamente en su medio.
Igualmente, pese a que el veto comercial a los cosméticos testados en animales representa una reducción significativa del número de animales que son empleados anualmente para la experimentación en nuestro territorio, aún resta un millón y medio de animales sometidos  a pruebas destinadas a la venta de aditivos alimentarios, medicamentos, agroquímicos, comidas para mascotas, alcohol, tabaco… hasta investigación militar. A esta cifra, habría que sumar además –como señala Ecologistas en Acción- los animales que son criados con fines de investigación y que al no ser utilizados, se sacrifican como excedente.



De este modo, desde Roots & Shoots Madrid queremos aprovechar la conmemoración de un nuevo Día Internacional de los Animales de Laboratorio para reflexionar sobre las condiciones a las que son sometidos estos animales y los motivos por los que se perpetúan estas prácticas. Para ello, nos hacemos eco de las palabras del Profesor Charles R. Mabel:

“¿Por qué se experimenta con animales? Porque los animales son como nosotros”
“¿Por qué es moralmente aceptable? Porque los animales no son como nosotros”

Esta contradicción lógica de la que habla el profesor Mabel, nos permite aliviar la conciencia asumiendo que los animales son lo suficientemente parecidos a nosotros como para sufrir por nuestras enfermedades, productos y adicciones, pero del mismo modo, lo suficientemente distintos como para a su vez, considerar que su sufrimiento no sea equiparable al nuestro y no merezca la misma consideración.

La paradoja que comentamos sobre estas líneas nos lleva a considerar la necesidad de la búsqueda e implementación de vías reales en cuanto a procedimientos de investigación al margen de la utilización del animal como modelo experimental.  En este sentido, haremos hincapié en lo que ha pasado a denominarse el Principio de las tres R, cuyos postulados forman un acercamiento ético a los métodos de experimentación cuyo objetivo  se pretende menos invasivo para los animales, tratando de formular alternativas a la utilización de éstos en los ensayos experimentales.

Pero, ¿qué son las tres R?
Siguiendo la descripción de Luis Valladares en su libro El código de la ética en la experimentación animal, las llamadas tres R hacen referencia a los siguientes conceptos: Reemplazar, Reducir y Refinar.
Pasemos enseguida a comentar en qué consisten los tres preceptos.

- El Principio de Reemplazo considera la alternativa a la utilización animal en el uso, por un lado, de otros sistemas vivientes no-animales como cultivos celulares, tejidos y órganos mediante técnicas In Vitro, como, por otro lado, de sistemas no-vivientes como las conocidas Técnicas Químicas o bien Técnicas Mecánicas y de Sistemas de Simulación Computerizados, donde los fenómenos biológicos son adaptados al modelo computacional y los procesos biológicos traducidos a fórmulas matemáticas.

- El Principio de Reducción describe estrategias para reducir el número de animales usados en sus muestras experimentales, como compartir animales para distintos experimenos dentro de una misma institución, mejorar los diseños estadísticos previos a la elección del número muestral de animales destinados a experimentos determinados, dado que un diseño incorrecto resulta en un número inadecuado y mayor del necesario de la población de animales elegida. Y por último, la reducción filogenética postula la idoneidad de inclusión de animales para experimentación en niveles filogenéticos anteriores, es decir, animales como invertebrados en lugar de vertebrados.

- El Principio de Refinamiento tiene como objetivo primordial la mejora de los procedimientos y técnicas experimentales para reducir todo lo posible los métodos invasivos y dolorosos para los animales empleados en dichos ensayos, como las técnicas de neuroimagen o resonancia magnética en lugar de eutanasia animal para la obtención de datos. Una mejora de la instrumentación y materiales para la restricción del animal disminuirían los niveles de estrés y del dolor ejercido.



A la luz de los postulados anteriores, observamos la existencia de una voluntad por una búsqueda de alternativas a la experimentación animal entre los comités de bioética, investigadores, empresa y gobiernos. No obstante, a pesar de los principios éticos defendidos, la alternativa sigue estando lejos de su verdadera definición, es decir, la sustitución o eliminación integral del animal en el proceso experimental.
Es nuestra voluntad, desde Roots & Shoots Madrid, seguir alentando a la búsqueda de alternativas integralmente respetuosas con el medio ambiente y con los animales, haciéndonos eco, una vez más, de la reflexión acerca de nuestra similitud genética compartida con la mayoría de las especies animales.


Juan H. Losantos

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