Por una parte, el Derecho Internacional define la Paz como el tradicional estado de ausencia de guerra o al tratado que le pone fin.
Igualmente podemos leer la pablabra Paz bajo un punto de vista más personal y específico en el que ésta también se define a nivel individual, como un estado interior en el que la ira, el odio y los sentimientos negativos no tienen lugar. Así, si trasladamos esta definición a un plano más colectivo, podremos hablar de una Paz social, que se caracteriza por un buen entendimiento y buenas relaciones entre los grupos, grandes o pequeños, que interactúan entre sí.
No podemos olvidar la Paz Ecológica, que habla de cómo las personas nos relacionamos con el planeta en que vivimos. Como podemos leer en el Museo de la Paz (Gernika, España), sea como sea, lo que nos une a todos los seres vivos es el viaje de la vida que realizamos a lomos de este planeta azul que es la tierra. Desde tiempos inmemoriables muchos pueblos, desde el Amazonas al Eufrates, han vinculado la paz con la naturaleza y los recursos que nos da ésta para vivir, aplicando esta idea a su entorno más inmediato. Asímismo, algunas corrientes filosóficas, como ya hiciera la estoica en la antigüedad y la filosofía animista tradicional, entienden la virtud del ser humano como la capacidad de vivir en armonía con su entorno. Actualmente, el movimiento ecopacifista defiende la paz como la única solución para evitar la destrucción del planeta: en la actualidad, 22 conflictos bélicos permanecen activos en el mundo, muchos de los cuales encontraron su origen en el deseo forzado de monopolizar los recursos naturales de un terrirorio. Por ello, este movimiento no sólo denuncia el uso de armas biológicas y nucleares en los diferentes conflictos, sino que intenta promover un consumo razonable de los recursos para impedir no sólo su agotamiento, sino el expolio violento e injustificado de algunos de los lugares ecológicamente más ricos del planeta, y lo más importante, el sufrimiento de las personas que los habitan.

De este modo, si entendemos que la Paz es mucho más que la ausencia de guerra, sino que es un estado, una energía positiva que tiene sus raíces en la vida, en nosotros mismos y en nuestra voluntad y capacidad de rechazar la violencia, podremos creer ciegamente, que aún somos capacs de cambiar el mundo.
(Helena Arpa González, R&S Madrid)
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