He elegido este título para recordar que el 8 de junio de 2013 celebramos el Día Mundial de los Océanos. Desde Roots and Shoots Madrid queremos dar la importancia que se merece a estos grandes volúmenes de agua salada en la Tierra, los océanos, que cubren el 71% de la superficie del Planeta Azul y abarcan el 94% del agua en la Tierra. Pero los océanos no son sólo agua, son el hábitat de millones de especies increíbles, que constituyen el 90% de la biomasa mundial y de las cuales sacamos un provecho inimaginable, por estas razones queremos concienciar, sobre todo a los jóvenes, de que cada uno de nosotros debemos protegerlos y conservarlos.
Como advirtió Jacques Cousteau “Tenemos que salvar los océanos si queremos salvar a la humanidad”, ya que el mar, en interacción con la atmósfera, la litosfera y la biosfera, favorece las condiciones y posibilitan las distintas formas de vida en el planeta.
Comienzo describiendo al protagonista. Según Roger Rovelle “sabemos menos sobre el fondo del océano que sobre la cara oculta de la Luna.”
El origen de los océanos tiene dos teorías. La primera defiende que los océanos se formaron hace 4000 millones de años tras un periodo de gran actividad volcánica, cuando el agua se condensó, al bajar las temperaturas. Según Francis Albarède, se debe a la colisión de asteroides gigantes cubiertos de hielo con la Tierra entre 80 y 130 millones de años después de la formación del planeta.
Los océanos son el Pacífico, el mayor de ellos, el Atlántico, el Índico, el Ártico y el Antártico.
Los océanos tienen efectos beneficiosos para el medio ambiente, la sociedad y la economía.
Los océanos limpian la atmósfera. El fitoplancton absorbe dióxido de carbono y desprende el 70% del oxígeno que se añade a la atmósfera cada año. Esta flora oceánica proporciona la mayor parte del oxígeno que respiramos. Por lo tanto, los océanos hacen que la Tierra sea habitable para el ser humano, también moderan el clima y nos dan calidad de vida. En ellos practicamos múltiples deportes acuáticos.
Los recursos costeros y marinos, y las industrias relacionadas representan más del 5% del PIB mundial.
El océano genera recursos como alimentos, entre ellos pescado, sal y aguas, agua dulce, medicamentos, energía, hidrocarburos combustibles y recursos minerales.
La cantidad de agua que reciben los océanos en forma de lluvia, es menor que el agua pura que se evapora, pero el volumen de agua permanece inalterable porque, como todos sabemos, los ríos también aportan agua al mar.
El color del agua es otro aspecto fascinante, que se debe a que al penetrar en el agua, las ondas electromagnéticas que forman la luz visible chocan con las
moléculas del agua, las cuales absorben con mayor facilidad las de longitud de onda larga (rojas, naranjas, amarillas) y reflejan las ondas cortas (verdes y azules), que son las que observamos. Otros factores que dan color al agua son el cielo, las nubes, la posición del sol, la agitación del agua, las algas, las sales disueltas y la profundidad.
La profundidad media del océano es de 3900 metros, llegando a su máximo de 11033 metros de profundidad en al fosa de las Marianas o de Challenger, en el Pacífico.
El Día Mundial de los Océanos fue una iniciativa de los delegados de gobierno canadienses que asistieron a la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992.
En 1994 entró en vigor la Convención de las Naciones Unidas sobre la Ley de los Océanos.
El 5 de diciembre de 2008 en la Asamblea General de Naciones Unidas se decidió que a partir de 2009 las Naciones Unidas designarían el 8 de junio para el Día Mundial de los Océanos.
El lema de este año “Juventud: la nueva etapa para el cambio” hace un llamamiento especial a los jóvenes para que cambiemos nuestra actitud y tomemos medidas para contribuir con la conservación de los ecosistemas marinos y costeros y proteger el océano.
Los principales problemas que asaltan a los océanos y de los cuales los debemos proteger, ya que han reducido la vida en ellos en un 40% desde 1950, son la sobrepesca y la contaminación. Debemos ser conscientes de que el océano no es una fuente inagotable de alimento ni tiene una capacidad inagotable para los desechos.
En Europa cada día se extraen 20 mil toneladas de pescado y tres mil se tiran por la borda, se dañan con el arrastre 350 mil hectáreas de fondos marinos, se producen 275 vertido ilegales desde buques y se tiran 55 mil toneladas de aguas oleosas y restos de hidrocarburos y sentinas.
En 1983 se presentó la Política Pesquera Común (PPC) por la Unión Europea para gestionar la pesca, pero no ha evitado la sobrepesca. Los responsables no limitan las capturas según los consejos de los científicos. Algunas prácticas pesqueras actuales son destructivas ya que no se tiene una visión a largo plazo, dañan el entorno, destruyendo hábitats marinos, también se producen capturas accidentales. En aguas europeas ha tenido lugar la pesca intensiva durante décadas, que ha producido el declive de poblaciones de peces. La mayoría de las reservas de peces sufren sobreexplotación y un tercio supera los límites biológicos de seguridad, amenazando la supervivencia de las poblaciones. Deberíamos impulsar la pesca sostenible, respetando a los océanos y aumentar las zonas marinas protegidas para evitar que se sigan sobreexplotando a las especies.
Un tipo de contaminación en los océanos es la acústica, causada por el ruido de motores, hélices, sónares y detonaciones militares. Dicha contaminación afecta a las comunicaciones, orientación y comportamiento de algunos animales, como las ballenas, los delfines y las tortugas, que emplean ondas
sonoras para comunicarse, orientarse y alimentarse. Estos sonidos a veces asustan a los animales, que suben más rápido de lo debido a la superficie y les provocan lesiones que se observan en los animales varados, por lo que este tipo de contaminación se relaciona con los varamientos.
Otro tipo de contaminación son las emisiones de dióxido de carbono, que acidifican los océanos, poniendo en peligro la cadena alimentaria y los arrecifes de coral, tan importantes en los ecosistemas marinos, además al aumentar la acidez disminuye la capacidad para absorber el exceso de ruido en el mar.
Este tipo de contaminación ha sido responsable de la reducción del ozono en la atmósfera y esto podría mermar a su vez la cantidad de fitoplancton.
Más del 90% del comercio mundial se realiza vía marítima, por lo que una solución sería disminuir las emisiones de dióxido de carbono en el transporte marítimo.
Se les ha pedido a los estados ribereños y usuarios que cooperen con acuerdos sobre la seguridad de la navegación y el control de la contaminación de los buques y que se hagan miembros de la Organización Hidrográfica Internacional para compartir información.
En dos giros oceánicos, que son un sistema de corrientes marinas rotativas existe un gran acúmulo de desechos marinos flotando, que se conocen como las Grandes Manchas de Basura del Pacífico norte y del Atlántico norte.
La mayoría de desechos son plásticos no biodegradables, pero se encuentran envases, vidrio, basura de vertederos arrastrada por el viento, redes y derrames accidentales.
El Mediterráneo es el mar más contaminado del mundo por hidrocarburos.
Una propuesta para ayudar al océano es no ensuciar los mares ni las costas y recoger las basuras que podamos.
Las catástrofes ecológicas en los océanos han agravado el problema aún más.
Tres ejemplos han sido el derrame de 37 mil toneladas de hidrocarburo tras encallar el petrolero Exxon Valdez en Alaska en marzo de 1989, la explosión y hundimiento de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon en el Golfo de Méjico en abril de 2010, donde se vertieron 4 mil toneladas diarias de crudo. El otro desastre fue el hundimiento del Prestige en la costa noroeste española en noviembre de 2002, un buque petrolero que contenía 77 mil toneladas de fueloil y se partió en dos. En este accidente se vertieron 40 mil toneladas.
Destaco algunas medidas que se han tomado internacionalmente:
MARPOL es una convención internacional para minimizar la contaminación de los mares en cuanto a vertidos, reformado por la OMI, Organización Marítima Internacional, organismo especializado de las Naciones Unidas que promueve la cooperación entre Estados y la Industria del Transporte para mejorar la seguridad marítima y para prevenir la contaminación marina.
COI es la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO, que fomenta la cooperación internacional, coordina programas de investigación, observación, conservación y protección del hábitat marino y garantiza la gestión eficaz de recursos de los océanos y zonas costeras.
El “Plan para la sostenibilidad del océano y las zonas costeras” elaborado por cuatro agencias de Naciones Unidas. Sus objetivos son mantener y restaurar la estructura y función de los ecosistemas marinos para hacer un uso sostenible
de los recursos y ecosistemas, apoyar la Economía Ecológica, llevar a cabo reformas políticas, legales e institucionales y apoyar la investigación marina.
Finalmente añado el posible futuro que pronosticó Jacques Cousteau en su obra Mundo Submarino.
“Si los océanos de nuestra Tierra murieran -esto es, si, de algún modo, la vida de pronto desapareciera, sería la más formidable, pero también la más definitiva, de las catástrofes en la historia atormentada del hombre y de los demás animales que con él comparten este planeta…
Sin vida en los mares, el contenida de la atmósfera en gas carbónico comenzaría a aumentar inexorablemente. Superada una cierta proporción de CO2, el efecto llamado “de invernadero” entraría en juego: el calor, irradiado por la Tierra hacia el espacio, mantenido bajo la estratosfera, originaría una brusca elevación de la temperatura del globo a nivel el mar. Los casquetes polares se fundirían en ambos polos, mientras que el nivel de los océanos subiría unos treinta metros en pocos años. Todas las ciudades se inundarían. Para evitar ahogarse, una tercera parte de la humanidad se vería obligada a refugiarse en colinas y montañas, incapaces de acogerla y proveer a su subsistencia….
Hacinados en las alturas, hambrientos, sometidos a violentas tempestades y extrañas epidemias, rotos todos los lazos familiares y sociales, los supervivientes empezarían a sufrir la falta de oxígeno debida a la desaparición de las algas del plancton y a la reducción de la vegetación terrestre. Confinados en la estrecha franja de tierra que separaría a los mares muertos de las pendientes montañosas estériles, la especie humana experimentaría una intolerable agonía. Tal vez treinta o cincuenta años después de la muerte de los océanos, el último hombre del planeta, en el que la vida orgánica se limitaría a las bacterias y algunos insectos necrófagos, exhalaría su último suspiro.”
Tras esta lectura os animo a cambiar nuestra visión y gestión de los recursos marinos y de las zonas costeras, haciendo un uso sostenible de dichos recursos, como por ejemplo comprobar que los pescados tienen un tamaño mínimo, que no están amenazados y consumiendo una mayor variedad.
Tenemos el privilegio de poder estar rodeados por el Gran Azul que nos une a todos, disfrutemos de esta riqueza teniendo en cuenta que nuestras acciones diarias le afectan.
Documentales recomendados: The Cove, Océanos y para los más pequeños la
película Buscando a Nemo.
María Fernández Asenjo
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