En la semana del 23 al 29 de abril se celebra la Semana sin Televisión. Esta idea de no encender la televisión durante una semana, surge en 1995 en Estados Unidos. La televisión provoca el aislamiento de personas, deterioro social y ambiental incitando a un consumo irracional. Según la directiva europea sin televisión, el contenido televisivo no debería incluir más de 12 minutos de publicidad (lo que ya supone un quinto de cada hora con publicidad), un dato bastante alarmante. A pesar de que en noviembre de 2008 la Comisión Europea denunció al Estado español por superar los límites que marca esta directiva ante el Tribunal de Justicia de la UE, el gobierno ha hecho poco por cambiar esta situación.
Según las estadísticas, vemos la televisión una media de 3,5 horas, lo que supone el 58% de nuestro tiempo libre. Sumando todas estas horas que pasamos delante de la famosa “caja tonta”, y no interaccionando con el medio, estaríamos delante del televisor 11 años de nuestra vida ¿os parece tiempo que se podría aprovechar en algo más productivo tanto como para uno mismo como para el medio ambiente?
Todo esto sin aun meternos en el contenido televisivo y nuestras propias asociaciones de actuación relacionadas a personajes ficticios. Ese contenido deteriora las relaciones sociales. Es más importante los escarceos amorosos de un torero, futbolista,…….que estas mismas personas se asocien para contribuir a reducir las emisiones de dióxido de carbono, promover el transporte público, evitar vertidos a las aguas, etc.…
Nuestro cerebro tiende a asociar a marcas o acciones a personajes o ambientes de series televisivas. Esto en el fondo, evita mejorar las relaciones con nuestro entorno y asemejarnos a nuestros ídolos. Por esto, los personajes públicos deberían aprovechar, nuestra asociación de acciones a personajes o marcas para realizar actividades educativas acerca del medio ambiente.
Por ello, esta semana sin encender la televisión, promueve pensar sobre ella y darnos cuenta de que podríamos hacer en esas 3,5 horas diarias.
Según las estadísticas, vemos la televisión una media de 3,5 horas, lo que supone el 58% de nuestro tiempo libre. Sumando todas estas horas que pasamos delante de la famosa “caja tonta”, y no interaccionando con el medio, estaríamos delante del televisor 11 años de nuestra vida ¿os parece tiempo que se podría aprovechar en algo más productivo tanto como para uno mismo como para el medio ambiente?
Todo esto sin aun meternos en el contenido televisivo y nuestras propias asociaciones de actuación relacionadas a personajes ficticios. Ese contenido deteriora las relaciones sociales. Es más importante los escarceos amorosos de un torero, futbolista,…….que estas mismas personas se asocien para contribuir a reducir las emisiones de dióxido de carbono, promover el transporte público, evitar vertidos a las aguas, etc.…
Nuestro cerebro tiende a asociar a marcas o acciones a personajes o ambientes de series televisivas. Esto en el fondo, evita mejorar las relaciones con nuestro entorno y asemejarnos a nuestros ídolos. Por esto, los personajes públicos deberían aprovechar, nuestra asociación de acciones a personajes o marcas para realizar actividades educativas acerca del medio ambiente.
Por ello, esta semana sin encender la televisión, promueve pensar sobre ella y darnos cuenta de que podríamos hacer en esas 3,5 horas diarias.
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