miércoles, 5 de noviembre de 2014

Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en Guerra y los Conflictos Armados

“La paz duradera y el desarrollo después de los conflictos dependen de la protección ambiental y la buena gobernanza de los recursos naturales. No puede haber paz si la base de recursos de la que depende la gente para su sustento y sus ingresos queda dañada o destruida, o si su explotación ilegal financia o provoca conflictos.” Este mensaje fue lanzado el 6 de Noviembre de 2013 por el secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-Moon.

Cuando hablamos de las graves repercusiones en conflictos armados, el discurso suele ir dirigido a las víctimas, ciudades destruidas…, pero solemos descuidar a otra importante víctima de las guerras, el medio ambiente. Los conflictos bélicos implican graves consecuencias ecológicas como la contaminación de aguas, tierras, quema de cultivos, tala de bosques, animales envenenados… en definitiva, importantes daños en los ecosistemas y en los recursos naturales. Según datos del PNUMA (programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), en los últimos 60 años el 40 % de los conflictos han estado relacionados con la explotación de algún recurso, bien por ser de gran valor (un ejemplo de ello es el caso de Somalia, donde el tráfico ilegal de carbón genera unos beneficios de unos 384 millones de dólares anuales, dinero que subvenciona los grupos insurgentes y guerrillas de la zona; o el caso de los diamantes en Angola y Sierra Leona) o bien por su escasez (como es el caso del agua o la tierra fértil).

Otra consideración importante es que los daños causados al medio ambiente durante los conflictos prevalecen mucho tiempo después de haber finalizado el conflicto, durante generaciones, y sus consecuencias van más allá del territorio en conflicto. Un ejemplo de esto es el de la guerra de Vietnam. En ella, aviones Estadounidenses participaron contra Vietnam del Norte y emplearon potentes herbicidas, los llamados agentes naranjas, para destruir la selva, donde se escondían las tropas del Viet Cong. Esto provocó por un lado, la destrucción de más del 20 % de la densa selva de Vietnam del Sur, la destrucción de los campos de cultivo de las poblaciones y por otro lado la intoxicación de millones de vietnamitas y personal militar de varios países, que, con el tiempo, sufrieron importantes enfermedades y con graves consecuencias en su descendencia, en las que se vieron muchos casos de malformaciones congénitas, debido a estos agentes naranjas.

Entre otras muchas causas de daños al medio ambiente se encuentra la problemática de las minas terrestres y munición sin detonar, que no solo supone una amenaza permanente para las personas y vida salvaje de la zona, sino que impiden el acceso de la población a recursos necesarios para su subsistencia; Los movimientos de refugiados, en el caso de la guerra de Ruanda el desplazamiento de los miles de refugiados a la República Democrática de Congo supuso la destrucción de 300 Km cuadrados de bosques, debido a la búsqueda de leña, alimento, por parte de los refugiados y la explotación de estos bosques por parte de las guerrillas para su financiación; Otra problemática ambiental es la eliminación de armamento, actualmente Naciones Unidas está trabajando duramente en la destrucción de armamento químico y sus lugares de producción, con la importante tarea de salvaguardar el medioambiente y evitar una contaminación química, con los consecuentes riesgos sanitarios.

Es por todo ello, y atendiendo a la necesidad de proteger nuestro entorno común, que la Asamblea General de la ONU declaró en 2001 el 6 de Noviembre de cada año como el “día internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en Guerra y los Conflictos Armados”.

Este día nos destaca la importancia de proteger el medio ambiente, a corto y largo plazo, durante los conflictos armados y la aplicación de buenas medidas de gestión de los recursos naturales tras el conflicto, ya que esto garantizará el restablecimiento de la paz, la prevención frente a nuevos conflictos y la recuperación y mantenimiento de las poblaciones más vulnerables.

 Rocío Carro

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