Participamos en la celebración del 50 Aniversario de la llegada de la Dra. Jane Goodall a Gombe
En 1960 una joven llamada Jane Goodall, procedente de Londres, llegó a Gombe, Tanzania, a las orillas del Lago Tanganica, con la arriesgada misión de investigar a los chimpancés salvajes de la zona. Un estudio que, con el tiempo, acabaría siendo el más largo realizado hasta entonces sobre animales en estado salvaje, y que dio lugar a muchos descubrimientos acerca de la similitud del hombre con los chimpancés. Esto revolucionó a la comunidad científica. 50 años después, tras cientos de conferencias, un montón de premios recibidos y libros publicados, se celebra la llegada a esas tierras africanas de esa joven que hoy es la Dra. Jane Goodall.
El pasado 13 de julio el Instituto Jane Goodall organizó una conferencia que inauguraba este aniversario en el Real Jardín Botánico de Madrid. En el acto estuvieron presentes dos discípulos de Jane, Rebeca Atencia y Fernando Turmo. Ella es veterinaria y directora del Centro de Recuperación de Tchimpounga, creado en Congo por la Dra. Jane Goodall en 1992. Fernando es el coordinador de comunicación del centro. Nosotros, Roots&Shoots Madrid, también participamos en la celebración representados por Helena Arpa, que explicó en su intervención los proyectos en los que colabora el grupo y las actividades realizadas desde que empezamos en mayo de 2009.
Durante el acto nos pusieron un video en el que nos explicaron la trayectoria de Jane Goodall desde que llegó a Gombe (Tanzania). En los primeros años, cuenta Fernando en el video, “realizaría numerosos e increíbles descubrimientos sobre el comportamiento de los chimpancés. Gracias a ella, hoy sabemos que son realmente similares a los humanos: tienen una gran capacidad intelectual, luchan para obtener carne, usan utensilios y los lazos de unión de una familia duran toda la vida”.
Años después de esta revolución, Jane descubrió como en los mercados y en las calles del Congo se vendían chimpancés huérfanos y como los humanos se comían su carne. El impacto producido en la primatóloga fue tal, que se puso en contacto con las embajadas de EEUU y de Francia para hacer algo. Fue entonces cuando se creó Tchimpounga, en 1999. Cuenta Rebeca como la misma Jane Goodall fue a buscarla a ella y a Fernando al Parque Nacional de Conquati donde estaban realizando un proyecto de reintroducción de chimpancés: “Jane no quería que los chimpancés de Tchimpounga estuvieran en selvas valladas toda su vida”. Cierto es, como cuenta Rebeca, que la situación de la que venían era muy diferente a lo que vieron en Tchimpounga y en las ciudades: “allí había chimpancés muertos, los gorilas se vendían como carne, los bosques estaban desapareciendo, los árboles con los que se alimentaban los elefantes y los chimpancés eran convertidos en troncos”. Ellos vivían antes en “una burbuja” y tuvieron que enfrentarse a la realidad, pero Jane “nos dio fuerzas y esperanzas de que nosotros podíamos salvar a los chimpancés, de que cada uno podemos hacer una diferencia”, cuenta Rebeca emocionada.
Además de salvar a los chimpancés huérfanos, rehabilitarles y reintroducirles en la selva, realizan numerosas campañas educativas y de sensibilización en los pueblos cercanos a Tchimpounga. La filosofía del centro se fundamenta en tres conceptos, como explica Fernando, “el conocimiento impartido entre las comunidades locales, la generación de compasión entre ellos, lo que lleva a la acción”. Ellos tratan de conseguir que la población congoleña valore más a un chimpancé vivo que muerto. De hecho, gracias a sus ganas de trabajar, su perseverancia y su amor por la selva, han conseguido ya avances importantes. Instalaron vallas informativas en la ciudad de Punta Negra y otras ciudades más pequeñas con mensajes en los que se explicaba que comer, matar, vender o tener como animales domésticos a chimpancés conduce a prisión. Quieren empezar también con la ciudad de Brazaville, pues “hemos comprobado que ya no nos llegan a Tchimpounga chimpancés procedentes de Punta Negra pero si desde Brazaville”.
Muchas fueron las cosas que nos contaron Rebeca y Fernando, quizá una de las más importantes y que R&S Madrid lleva a cabo es que “no hace falta irse a Congo para salvar la selva, cada uno de nosotros puede hacer la diferencia con poquito que haga desde casa”. Y, a pesar de la envidia que puede dar el trabajar en contacto directo con los chimpancés, eso es exactamente lo que hacemos nosotros.
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