jueves, 26 de septiembre de 2013

Nuestro futuro común: el agua

El 27 de septiembre se celebra el Día Mundial del Turismo y el lema elegido para este año es Turismo y Agua: proteger nuestro futuro común, que coincide además con el Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua. El objetivo principal que persigue este mensaje es el de concienciar a la población mundial sobre la necesidad de que el turismo contribuya a crear un futuro híbrido más sostenible.

Cada año millones de personas ejercen de turistas a la caza de lugares y países nuevos por explorar. Pero también que cuidar y en el caso del agua con mayor motivo. De sobra se sabe que uno de los recursos que se está viendo más afectado por el cambio climático es el agua, un bien escaso en muchos lugares del mundo y que convendría conservar y cuidar si queremos tener un futuro sostenible y con igualdad de condiciones para todos. En julio de 2010 la Asamblea General de Naciones Unidas reconoció el derecho humano al agua y al saneamiento. Al mismo tiempo se exhortaba a los Estados y organizaciones internacionales a proporcionar toda serie de recursos para ayudar a los países en vías de desarrollo a disponer de agua potable y un saneamiento saludable, limpio, asequible y accesible para todos.

El turismo juega un papel muy importante para el cumplimiento de este derecho, y aún queda mucho camino por recorrer. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT) cerca del 1% de las emisiones contaminantes generadas en todo el planeta se relaciona con las actividades turísticas.

Por este motivo, muchos hoteles de todo el planeta se han puesto las pilas y han decidido contribuir para conseguir un mundo más sostenible. La Unión Europea certifica a este tipo de establecimientos con la etiqueta ecológica. Entre las múltiples opciones que existen para conseguirla están la de tener un sistema especial de grifos, duchas y aseos que limite el desperdicio de agua, poner suelos o muebles de materiales reciclados como madera, botellas, etc.

También cada uno de nosotros como turistas tenemos que tomar ejemplo y hacer un uso responsable y sostenible de los recursos que encontramos en nuestro camino, porque, por muchos kilómetros que hayamos recorrido, el mundo es de todos.

Rocío Jiménez

sábado, 21 de septiembre de 2013

Menos humos...

El “Día sin Coches” es una convocatoria de ámbito internacional, apoyada desde el año 2000 por la Comisión Europea, que se celebra el 22 de septiembre con la intención de trasladar a la ciudadanía la idea de que existen otras maneras de desplazarse más baratas, ecológicas y sanas que el automóvil privado. El objetivo de este día es concienciar a los conductores sobre la necesidad de desarrollar pautas de conducta que no restrinjan sus desplazamientos, pero que sean compatibles con la protección del medio ambiente. Además, claro está, de intentar que sus habitantes redescubran las ciudades y su patrimonio cultural, en un entorno más agradable.

La celebración de los días sin coche no es nueva. En la primera crisis energética de 1974, diversos gobiernos nacionales, regionales y locales europeos, preocupados por el suministro de petróleo, prohibieron la circulación del tráfico motorizado, aunque sólo los domingos. La experiencia duró tan poco como la crisis petrolífera.

En los años ochenta ecologistas y defensores del uso de la bicicleta volvieron a proponer las jornadas sin coches y, desde entonces, cada año por estas fechas, las ciudades europeas que participan en esta acción reivindicativa, reservan una zona para bicicletas, peatones, vehículos ecológicos que utilizan gas licuado del petróleo, gas natural o electricidad y, en particular, para el transporte público.

La preocupación por el tema originó la aprobación, por parte de la Unión Europea, de la Directiva Marco 96/62 sobre la calidad del aire. El objetivo de esta ley es garantizar la salud pública de los ciudadanos y luchar contra los perjuicios del transporte privado en las ciudades:

MORTANDAD: Cada año, los accidentes de tráfico en España ocasionan cerca de 6000 muertos y 140.000 heridos. Sólo en Madrid, 50 peatones mueren atropellados.

CONTAMINACIÓN: El tráfico es el principal causante de la contaminación del aire en las ciudades. La O.M.S. calcula que en los países desarrollados mueren más personas de forma prematura a causa de la contaminación que por los accidentes de tráfico. La mitad de los viajes motorizados implican desplazamientos de menos de tres kilómetros. En estas condiciones, el consumo de energía de los coches y las emisiones de anhídrido carbónico, aumentan un 60%. Más del 50% de las emisiones de agentes contaminantes, como el óxido de nitrógeno o el monóxido de carbono, provienen de los vehículos de transporte por carretera. El 70% de los europeos manifiesta estar más molesto por la calidad del aire ahora que en 1994. La contaminación atmosférica es la principal preocupación ambiental, y los problemas causados por el tráfico son la principal causa de descontento en lo que se refiere al entorno urbano, según el Eurobarómetro de la Unión Europea.

RUIDO: Alrededor del 25% de los europeos sostienen que les molesta el ruido del tráfico. En la mayoría de las ciudades hay zonas en las que se superan habitualmente los 65 decibelios.

GASTO ENERGÉTICO: El índice de crecimiento anual del consumo de energía en el sector del transporte es del 4%, lo que significa que este consumo se duplica cada 20 años.

Los Planes de Movilidad Sostenible son la herramienta básica para conseguir ciudades con una mejor calidad del aire, con menos contaminación acústica y siniestralidad, con más espacio y calidad de vida para la gente. Con motivo de esta iniciativa, las autoridades municipales ponen a prueba otros medios que propicien la movilidad urbana diferente. Un buen ejemplo son los sistemas de reparto que utilizan vehículos limpios, nuevas líneas de transporte público, coches compartidos o zonas de aparcamiento para bicicletas, vigiladas. También se pretende lograr que las ciudades sean menos dependientes de los combustibles fósiles para cubrir los desplazamientos de sus ciudadanos y que realicen un uso más eficiente de la energía, permitiendo con ello el ahorro de miles de millones de euros cada año.

La celebración de charlas, debates y otras actividades relacionadas con el medio ambiente, el consumo de energía, el transporte urbano y el futuro de las ciudades contribuyen positivamente a sensibilizar a las autoridades competentes sobre la urgencia de tomar medidas. También ayuda a convencer a los usuarios de que deben acostumbrarse a dejar el coche en casa más a menudo.

Carlos Martínez.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Degradación de la Capa de Ozono: ¿Origen natural o antropogénico?

En los últimos años, la degradación de la capa de ozono junto con el cambio climático ha estado en boca de todos como causa de preocupación y para algunos de indignación. El debate sobre cúal es la verdadera causa de la drástica disminución de la capa de ozono y si se trata de un proceso natural o un efecto de nuestra manera de vida, sigue siendo fruto de numerosas discusiones y polémicas en ámbitos económicos, políticos y del bienestar. Parece estar claro que la mano del hombre está ligada a un proceso de aceleración de esta degradación, pero ¿Hasta que punto está afectando nuestra forma de vida actual a la degradación del planeta que empieza a ver los problemas en la salud de la población y que los verá en aumento en el futuro?

En este Día Internacional de Protección de la Capa de Ozono, nos gustaría profundizar un poquito más en lo que por ahora sabemos que nuestro planeta está sufriendo.

Pero, ¿qué es la capa de ozono y para qué sirve?
 
La capa de ozono es una capa protectora frente a la radiación ultravioleta. Sin esta capa en la atmósfera, la vida animal y vegetal no podría existir en la superficie de la Tierra. Aproximadamente el 10% de la capa de ozono está en la troposfera y la capa restante (90%) reside en la estratosfera.

El ozono se presenta de manera natural en la atmósfera y es un gas compuesto por tres átomos de oxígeno (O3).Se forma a partir del oxígeno molecular mediante la absorción de la luz ultravioleta del sol. Esta reacción es reversible, es decir, debido a la presencia de otros componentes químicos el ozono vuelve a su estado natural, el oxígeno. Este oxígeno se convierte de nuevo en ozono, originándose un proceso continuo de formación y destrucción. En la estratosfera la concentración de ozono varía reflejando un equilibrio dinámico por el que se producen amplias variaciones interanuales y estacionales en todas las regiones del planeta. Estas fluctuaciones son debidas a procesos naturales tales como: ciclos estacionales, erupciones volcánicas, cambios en la intensidad del sol y otros menos importantes. Sin embargo, parece evidente que la acción del hombre ha alterado ese equilibrio y que las consecuencias de este cambio empiezan a hacerse visibles.

¿En qué puede afectarnos su desgaste?

El desgaste de la capa de ozono provoca un aumento en los casos de cáncer de piel, cataratas oculares, supresión del sistema inmunitario y afecta negativamente en los cultivos. Algunos estudios sugieren que para el año 2065, la capa de ozono podría haberse destruido en hasta dos terceras partes, aumentando el riesgo de causar millones de casos de cáncer y la posible pérdida de la mitad de la producción agrícola mundial.

 


¿Por qué se degrada la capa de Ozono?

En 1974, Mario Molina y F. Sherwood Rowland advirtieron que los clorofluorocarbonos (CFC) podrían destruir la capa de ozono estratosférico que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta. Los CFC son una familia de gases que se emplean principalmente en la industria de la refrigeración y aerosoles. En la década siguiente, los científicos documentaron la acumulación y la larga vida útil de los CFC en la atmósfera. Con los años, estos gases alcanzan la estratósfera, donde se disocian por acción de la radiación ultravioleta, liberando el cloro y dando comienzo al proceso de destrucción del ozono. En 1982 se llegó a la conclusión de que el cáncer de piel de células escamosas podría duplicarse si la producción de CFC se incrementaba y la mayoría de las plantas, incluyendo las plantas de cultivo, se verían afectados negativamente por la radiación UV-B. Tal irradiación retrasa el crecimiento, reduce el área total de la hoja, reduce la producción de materia seca, e inhibe la fotosíntesis. 

A pesar de todas la investigaciones y resultados que se obtuvieron antes de la fecha, no fue hasta 1985 cuando los científicos del British Antarctic Survey dieron la voz de alarma de que los niveles de ozono sobre la Antártida habían disminuido significativamente. A partir de este momento surge un salto a los medios de comunicación para dar a conocer esta problemática ambiental. Los productos químicos de interés eran NOx de las aeronaves subsónicas y supersónicas, el óxido nitroso de las prácticas agrícolas y la producción de energía, los clorofluorocarbonos utilizados como propelentes de aerosoles, agentes espumantes, disolventes y refrigeradores, compuestos bromados, monóxido y dióxido de carbono de los procesos de combustión, metano a partir de una variedad de fuentes, incluidos los humedales naturales y agrícolas, la tundra, la quema de biomasa, y la fermentación entérica de los rumiantes . Se redactó un informe que añadía que estos mismos gases eran además importantes en el tema del cambio climático.

 

En agosto de 1986, cuatro equipos de investigadores estadounidenses llegaron a la Antártida como parte de la primera expedición nacional del ozono para estudiar el “agujero de la capa de ozono” sobre la Antártida. Los cuatro equipos midieron con éxito la formación y el fortalecimiento del “agujero”, lo que confirmaba el fenómeno. Sus medidas y resultados, de acuerdo con la NASA, sugerían fuertemente que la química del cloro estaba involucrado. Pero todavía no había ninguna prueba concluyente de si el “agujero de la capa de ozono” era un fenómeno natural que tiene que ver con cambios en la temperatura y la circulación del aire, o si fue causado por los compuestos de cloro aportados por sustancias químicas producidas por el hombre. En 1996 la NASA, en Airborne Ozono Antártico Experiment, determinó que la causa del agujero de ozono en la Antártida fue consecuencia de la química del cloro y que las teorías que decían que se trataba de un fenómeno natural debido a la dinámica atmosférica no eran compatibles con los nuevos datos.

 



Si bien es cierto, hoy día sabemos que de manera natural y debido a acontecimientos ambientales, la capa de ozono varía sus niveles durante el año manteniendo su ciclo natural. Sin embargo, la intervención humana y la contaminación no hay duda que deja huella y acelera y destruye el equilibrio existente en los cambios atmosféricos, produciendo daños graves en este frágil escudo protector.

¿Qué soluciones tenemos?

En el pasado y con estos datos, la población empezó a tomar medidas y en 1987 se firmó un acuerdo internacional, el “Protocolo de Montreal” relativo a la reducción de las sustancias destructoras de la capa de ozono. Hoy se celebra el día internacional de la Protección de la Capa de Ozono, precisamente por el aniversario de la firma de este acuerdo. Veinticuatro países y la Comunidad europea firmaron este tratado, gracias al cual, veintiséis años después, el 98% de los casi 100 productos químicos que agotan el ozono se han eliminado en todo el mundo , y la capa de ozono de la estratosfera está en camino a la recuperación para 2065. Además, estas sustancias destructoras de la capa de ozono, son gases de efecto invernadero, que podrían haber tenido el efecto equivalente de 24 a 76 gigatoneladas anuales de dióxido de carbono, con su consecuente efecto en el calentamiento global.

A pesar de que la degradación de la capa ozono y el efecto que el ser humano ha aportado a nuestro planeta Tierra es casi imposible de compensar y que para el 2065, cuando empecemos a remontar ya habremos perdido mucho, aún tenemos un largo camino por recorrer. La concienciación y la divulgación de este tipo de noticias ayuda a poner fin al uso de algunos productos que todavía tenemos tiempo de frenar. No dejemos pasar evidencias claras de que nuestro planeta se está degradando y necesita ayuda. No dejemos que pasen los años, como sabemos por nuestra historia, para darnos cuenta que muchos de los efectos ya no tienen solución. No pensemos que ya no hay alternativa y que por eso no debemos tomar medidas; porque aunque pequeños son los pasos que damos o los resultados que obtenemos, hemos visto que las soluciones funcionan y que quizá esa recuperación lo vean algún día las futuras generaciones, porque un día nosotros decidimos luchar.

Sara Álvarez Solas.

“Tenemos la opción de usar el don de nuestra vida para hacer de este mundo un lugar mejor.” Jane Goodall.

Fuentes:

Principal fuente de información:

Andersen, S. O., Halberstadt, M. L., & Borgford-Parnell, N. (2013). Stratospheric ozone, global warming, and the principle of unintended consequences—An on going science and policy successstory. Journal of the Air &Waste Management Association, 63(6), 607-647.

Otras Fuentes de interés:

http://www.pla.net.py/enlaces/cnelm/980617/capozon.htm

http://www.ambiente-ecologico.com/revist63/fabian63.htm